Es posible que cuando termine la pandemia, si es que termina alguna vez, las personas se quieran asegurar de que el mundo que conocieron no desapareció.
Seguramente, regresarán en manada a las calles, impacientes, ansiosos por volver a circular libremente. Muchas personas irán a restaurantes, centros comerciales, estadios deportivos, cines o albergues transitorios.
Visitarán a familiares, amigos y retomarán rutinas por más tediosas y monótonas que hayan sido en el pasado. En la nueva normalidad, en cambio, las mismas tareas parecerán tranquilas y seductoras. Pero también es indudable que volver a la normalidad, si es que vuelve alguna vez, no será igual de fácil para todos.
¿Cuándo se podrán recomponer las riquezas perdidas?, ¿Estarán los empleos y salarios disponibles como antes?, ¿Cuándo se recuperarán los graves retrasos educativos y profesionales?, ¿Desaparecerá el estado de excepción creado para responder a la pandemia?.
Y en los casos en que se hayan adoptado medidas de protección para defender la vida (por encima de los intereses económicos), ¿el retorno a la normalidad implicará dejar de priorizar como antes la defensa de la vida?, ¿Habrá un deseo de pensar en opciones alternativas cuando la alternativa que se busca, es la "normalidad" previa a la cuarentena?
¿Alguien se detendrá a analizar que fue justamente esa "normalidad" la que condujo a la pandemia, y puede conducir a otras en el futuro?
L.
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