Algunos conceptos básicos sobre la maldad en la ficción y su relación con la pareja de asesinos ficticios Hyoie O'Grady (Ken) y Poppy Gilbert (Barbie), quienes aparecen en la serie estrenada recientementre en Netflix, "Harlan Coben's Stay Close" (Quédate Cerca/Quédate a mi lado).
Desde que somos pequeños, nos enseñan la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo. Que hay gente buena como la Cenicienta y gente mala como la Reina Malvada, pero el mundo hoy en día no es blanco o negro, ni siquiera en las películas. Dejando atrás a los clásicos como Batman y Superman, nos estamos obsesionando cada vez más con los "chicos malos" como Harley Quinn y el Joker. Y hay razones por las que estamos tan interesados en ellos.
A veces también nos tienta el lado oscuro. Algunos estudios han demostrado que es más probable que simpaticemos con personajes similares a nosotros. Los chicos buenos a menudo se representan en las películas como casi perfectos y es difícil relacionarse con ellos. Todos tenemos nuestras propias imperfecciones y un lado oscuro. Por lo tanto, los villanos suelen ser más realistas que los buenos.
Al mismo tiempo, los antagonistas modernos no son 100% malvados. Son personajes complejos y problemáticos que tienen su propia historia e incluso, un punto de vista que llegamos a entender y aceptar. Esto funciona especialmente cuando vemos al villano desde el principio de la película. Nos ponemos en los mismos zapatos que el personaje y conocemos su historia: vemos por lo que están pasando y no podemos evitar empatizar con ellos.
Cada vez que vemos a una persona actuando mal o raro, queremos saber por qué. Y esto nos hace sentir curiosidad por conocer si alguna situación puntual o determinadas vivencias los transformaron en lo que son. Esta controversia nos resulta llamativa y nos alienta a analizar tanto a los personajes como a sus acciones.
Repito: no son pura maldad, y las películas modernas hacen un buen trabajo al enfatizarlo. Hay algo que los hizo malvados, o en su defecto, algo que no los deja ser buenos. Hay un conflicto interno constante dentro del personaje que nos parece fascinante.
Todos sabemos lo que suele pasar con los buenos: hacen lo correcto y luego ganan. Sobreviven, vencen al antagonista y salvan el mundo.
Pero nunca sabemos qué pasará con el villano (es lo que nos engancha a verlos hasta el final). Además, es imposible predecir sus acciones, ya que no les interesa tener una línea de conducta.
No somos perfectos. Encontrar similitudes entre nosotros y los antagonistas nos hace revelar nuestros propios secretos oscuros y enfrentarnos a ellos. Pero al mismo tiempo, los personajes con los que comenzamos a asociarnos no son reales. Por lo tanto, dichos descubrimientos no amenazan la imagen positiva de nosotros mismos, y eso es lo disfrutable: nos cuestionamos más, nos conocemos mejor a través del otro, intentamos responder por qué empatizamos "con el mal", pero en base a un caracter guionado e interpretado por un tercero.
Una de las últimas series estrenadas en Netflix "Stay Close" basada en la novela de Harlan Cobe, presenta una tipología de asesinos "Couple Killers" (Asesinos en pareja) donde dos jóvenes combinan el sadismo con la gracia, bailan antes de cometer un crimen, al mejor estilo paso de comedia morbosa. Descolocan bastante, porque además de mostrar esta paradoja, también son altamente estéticos lo que resume algo mencionado previamente: la maldad puede estar cubierta con un velo de belleza, de buena apariencia y perfección.
Ese es el envase de estos asesinos psicópatas totalmente desquiciados, pero aún así, pueden tener un interior totalmente oscuro y perturbador, poniendo en jaque la creencia de que el exterior de alguna manera debe reflejar quiénes somos en esencia.
Esta pareja de asesinos está interpretada por Hyoie O'Grady (Ken) y Poppy Gilbert (Barbie).
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