El grito - Florencia Abbate

 El grito - Florencia Abbate

"El grito" de la escritora Florencia Abbate, es una novela construida a partir de cuatro historias cuyo principal vínculo es que suceden a fines del 2001, entre cacerolazos y presidentes renunciantes. 

"¿Y eso les da unidad?", me preguntará Ud. Bueno, le contesto yo, si no recuerdo mal, el protagonista de la primera, un típico post-adolescente de estos tiempos es el hijo de un empresario que a su vez es el novio del decorador de interiores que escribe la larguísima carta... que es la tercera historia y a su vez, es un viejo conocido del ex-guerrillero que repasa su vida y sus amores en la segunda parte, uno de los cuales, el más significativo, es una escultora enferma terminal, que se aisló del mundo en su departamento hasta que del cielo, le cae de visita un amigo del hermano del pibe de la primera parte (literalmente, el chico aterriza en el balcón de la mujer). 

No, no me ponga esa cara, ya sé lo que me va a decir, pero en la solapa (que Ud sabe que leo con tanta atención como las contratapas) dice textualmente: "El grito es su primera novela".

Sea lo que sea, todas esas voces le dan algo que a mí me gusta tanto: multiplicidad de puntos de vista. Ese es, para mí, el mayor acierto de El grito: escuchar lo que cada personaje tiene para decir, en primera persona. Claro que algunos lo hacen de una manera más verosímil que otros y todos terminan, tarde o temprano, declamando o explicando demasiado. 

Porque, por otra parte, la novela no se priva de nada: la coyuntura de una época turbulenta, los recuerdos de otra (y sobre todo las diferencias entre ambas), las familias disfuncionales, el sexo, la enfermedad, el toque homosexual, y hasta un poco de alarde de una gran cultura general (Ud. sabe cuán difícil es para quien escribe, sustraerse a la necesidad de mostrar cuánto sabe y cuánto leyó en su vida). 

Todo eso da como resultado un universo que supongo que al común de la gente la deja afuera, mirando incrédula como si se tratara de uno de esos programas de la tele lleno de travestis, bailarinas de caño y marginales. A pesar de todo esto, El grito se deja leer, es llevadero, está bien escrito y, con su galería de personajes entre freaks y abúlicos, no deja de ser una pintura de una época casi ídem.

Fuente: Blog Libros + Libros

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