El reino de los francos fue el más importante que se formó en Europa occidental después de la caída del Imperio Romano de Occidente: ocupaba la Francia actual, Bélgica, los Países Bajos y parte de Suiza y Alemania. A finales del siglo VIII, el rey franco Carlomagno (768-814) amplió de forma considerable los límites del reino con la ocupación de Sajonia, Bretaña, norte de Italia y norte de la península Ibérica. En el año 800, Carlomagno se convirtió en emperador. Para administrar un territorio tan extenso, dividió su imperio en condados y marcas.
El 25 de diciembre del año 800, en Roma, el papa León III coronó a Carlomagno y lo consagró como emperador de los romanos, con lo que renacía el Imperio de Occidente. Esta restauración del Imperio le confería al monarca carolingio un rango superior a todos los reyes cristianos, como único gran soberano de la cristiandad.
Después de la fragmentación del imperio carolingio, la dignidad imperial pasó al Sacro Imperio Romano Germánico.
A la muerte de Carlomagno (814), su hijo Luis el Piadoso (814-840) heredó el imperio, pero tuvo dificultades para mantener la unidad y el orden interior. Al morir Luis, el imperio quedó dividió entre sus hijos Lotario, Luis y Carlos.
Por el tratado de Verdún (843), Lotario, que heredó la dignidad imperial, se quedó con Italia y Lotaringia (el territorio comprendido entre Francia y Alemania hasta Frisia), Luis se quedó con Germania y Carlos con Francia. Muerto Lotario (855), Luis el Germánico y Carlos el Calvo se repartieron las tierras de aquél en el tratado de Meersen, en el año 870.
En tiempo de Carlomagno tuvo lugar una renovación de las letras y las artes en Occidente. Se crearon escuelas en sedes episcopales y monásticas, la más importante de las cuales fue la Palatina de Aquisgrán, donde se reunían pensadores y literatos y donde se formaba a los hijos de los privilegiados.
Los monasterios tenían sus escuelas para enseñar a los jóvenes canto, aritmética y gramática, y bibliotecas y escritorios donde se copiaban las obras de la antigüedad. Las artes también experimentaron un florecimiento: en arquitectura, escultura, pintura y artes menores aparecieron algunos aspectos que anunciaban el románico.
¿SABÍAS QUE...? Cuenta la leyenda que Carlomagno entró en la basílica de San Pedro el día de Navidad del año 800 y, cuando estaba arrodillado para orar, el papa León III le colocó por sorpresa la corona de emperador sobre la cabeza. Sorpresa o no, el hecho es que a partir de aquel día fue considerado por los romanos su emperador.
Concpetos resaltados en negrita:
IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE: Así se llamó el imperio que surgió de la división del Imperio Romano que decretó el emperador Teodosio en el año 395 d.C. Su capital estaba situada en Roma, y posteriormente en Rávena, y comprendía la península Itálica, Hispania, la Galia, Britania y la región occidental del norte de África.
EL REY CARLOMAGNO: Fue el rey de los francos. Nacido en el año 742, entre el 768 y el 771 compartió el trono con su hermano Carlomán, fallecido en el 771. Amplió considerablemente el reino franco y en el año 800 fue coronado emperador de Occidente. Murió en el 814.
LAS MARCAS: Eran los territorios de frontera del Imperio carolingio y se caracterizaban por la existencia de castillos y fortificaciones. Eran gobernados por un marqués.
El Sacro Imperio Romano Germánico fue el heredero del Imperio Romano de Occidente de Carlomagno. Se constituyó en el año 962, cuando Otón I, rey del antiguo territorio carolingio oriental, fue coronado emperador en Roma por el papa. Este imperio llegó a ocupar la mayor parte de la actual Alemania, los Países Bajos, Suiza, Austria y parte de Francia e Italia. El Imperio mantuvo su hegemonía en Europa durante los siglos X, XI y XII, pero tuvo que enfrentarse con el papado. Tanto el emperador como el papa querían ser reconocidos como máxima autoridad del mundo cristiano y se enfrentaron en la querella de las investiduras.
La pugna por el poder entre el emperador germánico y el papa de Roma provocó frecuentes luchas entre sus respectivos partidarios. Los que apoyaban al papado eran conocidos con el nombre de güelfos y los partidarios del emperador como gibelinos. Los conflictos entre ellos fueron especialmente intensos en la península Itálica.
La denominación de güelfos y gibelinos acompañó antes y después de esta confrontación a otras facciones políticas enfrentadas de la historia europea occidental.
Durante los siglos XI y XII, en el Sacro Imperio Romano Germánico se desarrolló un estilo artístico, el otónida, que recibe el nombre de la dinastía que reinó durante aquellos años. Su estética está muy vinculada al estilo carolingio y ambos se consideran precedentes del arte románico. En arquitectura cabe destacar las diversas catedrales y monasterios, todos ellos monumentales. Las piezas escultóricas más características del período están trabajadas en marfil y en metal. En el arte otónida también sobresalen los manuscritos miniados, unos rollos y libros decorados a mano con pequeñas y cuidadas ilustraciones muy característicos de la Edad Media.
¿SABÍAS QUE...? La historiografía alemana entiende el III Reich, de la Alemania nazi, como una continuación del Sacro Imperio Romano Germánico, considerado el I Reich. El II Reich es el segundo imperio alemán (1871-1918).
Conceptos resaltados en negrita:
PAÍSES BAJOS: Cuando los Países Bajos (Holanda) pasaron a depender del Sacro Imperio Romano Germánico, todavía no existía un estado holandés. En los siglos posteriores a su incorporación al Imperio, los Países Bajos ocuparon un territorio superior al actual e incluían lo que hoy es Bélgica.
PAPADO: Dignidad del papa o sumo pontífice, y tiempo durante el que un papa ejerce su pontificado.
CRISTIANO: El que profesa la religión de Cristo o se convierte a la religión cristiana. También se aplica como adjetivo a todo lo relativo a esta religión.
QUERELLA DE LAS INVESTIDURAS: Enfrentamiento entre el papa y el emperador germánico, debido a que el emperador quería controlar el nombramiento de los obispos y abades del Imperio y hasta del mismo papa.
Los musulmanes ocuparon la península Ibérica a partir del 711 con gran rapidez, pero su dominio del territorio fue muy desigual. En toda la franja septentrional de la península se limitaron a cobrar tributos a la población hispánica, que conservaba la religión cristiana, y surgieron núcleos de resistencia contra el dominio musulmán. A partir de estos núcleos se formaron los reinos cristianos de Asturias-León, Navarra, Aragón y los condados catalanes. Estos reinos crecieron posteriormente hacia el sur, en un proceso de conquista territorial denominado Reconquista.
En las regiones montañosas del noroeste de la península Ibérica, los cristianos que allí se habían agrupado tras huir del dominio musulmán derrotaron a los musulmanes en Covadonga (Asturias) hacia el año 722. Estos cristianos constituyeron el reino de Asturias-León, el primer núcleo cristiano políticamente organizado. A finales del siglo IX ya incluía toda la ribera septentrional del río Duero.
Los reyes leoneses organizaron un territorio de frontera, el condado de Castilla, que se independizó en la segunda mitad del siglo X y que, posteriormente, llegó a absorber al propio reino leonés. A mediados del siglo X, las guerras civiles y los conflictos con Castilla y Navarra debilitaron mucho al reino.
En Navarra y Aragón, tras un corto dominio de la monarquía franca, se establecieron dinastías propias que gradualmente ampliaron sus dominios, si bien Aragón quedó bajo la influencia de Navarra.
Al sur de los Pirineos, los carolingios arrebataron el norte de Cataluña a los musulmanes y ocuparon Barcelona en el año 801. Estos territorios ganados recibieron el nombre de Marca Hispánica, y a partir de su organización nacieron los condados catalanes. Éstos se aglutinaron alrededor de Barcelona y a finales del siglo IX fueron gobernados por condes hereditarios.
Los pueblos germánicos impusieron una sencilla estética en el vestido, muy alejada del lujo que había imperado en el Imperio Romano. Vestían prendas forradas, bastante holgadas, que se ceñían ligeramente al cuerpo gracias a fíbulas o cinturones. Lo habitual era llevar una camisa de lino hasta las rodillas sobre la que se ponía una túnica y pantalones con polainas. Las mujeres de la nobleza se cubrían por encima de la túnica con una especie de bata abierta por delante que se recogía con una sencilla cadenita. Como calzado, los nobles llevaban botas y los campesinos zuecos.
¿SABÍAS QUE...? El arte asturiano representa el precedente directo del románico en la península Ibérica. La arquitectura se caracteriza por la multiplicación de contrafuertes exteriores y por el uso del arco de medio punto y de la bóveda de cañon. Las iglesias son de planta basilical y los ábsides, rectangulares.
Conceptos resltados en negrita:
LOS MUSULMANES: En árabe, creyentes. Es la denominación que se aplica a los seguidores de la religión islámica.
TRIBUTO: Impuesto, contribución o cualquier otra obligación fiscal.
LOS CONDADOS CATALANES: Eran territorios situados en el nordeste de la península Ibérica, que inicialmente dependían del imperio carolingio. En el siglo X se independizaron de los francos y posteriormente se aglutinaron alrededor del condado de Barcelona.
LA RECONQUISTA PENINSULAR: Fue el proceso de ocupación militar y repoblación de los territorios peninsulares bajo dominio musulmán que protagonizaron los reinos cristianos del norte de la península Ibérica. Las etapas principales de la Reconquista se sucedieron entre los siglos XI y XIII.
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Historia Universal: algunos reinos históricos
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