Literatura y drama, información

 

La novela tiene una mayor extensión y complejidad que otros géneros narrativos. Ello se aprecia especialmente en la trama, el marco, los personajes, la acción y el orden en que se narran los hechos. De gran importancia en la novela resulta el marco: el autor se propone no sólo contar una historia, sino además crear o reconstruir el "mundo" en el que esa historia transcurre. De ahí que la descripción de ambientes en este género adquiera un relieve especial. El vocablo novela procede del término "novella" con el que el escritor italiano Boccaccio designó a las narraciones en prosa del Decamerón.

Los personajes

Los seres, reales o imaginarios, que intervienen en la historia se denominan personajes. No siempre son seres humanos, sino que también pueden encarnarse en animales u objetos. Cuando esto ocurre, suelen aparecer personificados, esto es, con rasgos propios de las personas. Según su importancia, se clasifican en personajes principales (desempeñan un papel fundamental en la historia; entre ellos destaca el protagonista) y personajes secundarios (su papel es accesorio en el desarrollo de la acción). El novelista suele presentar el carácter de los personajes, detallando lo que sienten y piensan y lo que les mueve a actuar.

El narrador dirige la historia

El narrador es la persona que cuenta la historia; por tanto, desempeña un papel clave en el relato. A menudo no se limita a narrar los hechos, sino que también los interpreta y opina sobre ellos. Cuando el narrador cuenta hechos que les han sucedido a otros se expresa en tercera persona. Él no participa, es un narrador externo. Hay ocasiones en que el narrador parece un dios: relata en tercera persona unos hechos que conoce a la perfección. Es el llamado narrador omnisciente. Cuando el narrador participa en la historia que está contando se identifica con algún personaje y se expresa en primera persona: es el denominado narrador interno.

Emoción condensada

En contraste con la complejidad y extensión propias de la novela, el cuento es una narración que se caracteriza por su brevedad. Por este motivo los personajes suelen ser más esquemáticos, especialmente en los cuentos populares: a menudo son la encarnación de una virtud o de un vicio (el hada bondadosa, el malvado, el envidioso…), o bien ni siquiera se especifica su nombre sino el oficio o cargo que desempeñan (la princesa, el mago…). En cuanto a la acción, suele primar el orden cronológico: la historia se narra siguiendo la secuencia lineal de los hechos. La brevedad de los cuentos busca provocar en el lector una única emoción.

Cuentos populares y cultos

Las narraciones breves se pueden clasificar en cuentos populares o tradicionales y cuentos cultos o de autor. Los cuentos populares son relatos anónimos que se transmiten oralmente de generación en generación hasta que finalmente se ponen por escrito. Las mil y una noches es una famosa recopilación de cuentos populares. Los cuentos cultos o de autor están más elaborados que los populares: los personajes son más complejos y se presta mayor atención a la descripción del entorno físico y temporal de la narración. El Decamerón, del escritor italiano Boccaccio, es una de las primeras colecciones de cuentos de autor.


Afán literario y reflexión

El ensayo consiste en la exposición, por lo común breve, de teorías o comentarios personales sobre cualquier tema. Se caracteriza por su tono reflexivo, pero procurando revestirse de elementos literarios: en este género el modo de expresión es tan importante como lo que se quiere transmitir. Para ello, se recurre a estudios, datos concretos y argumentos para apoyar la exposición, pero sin olvidar las formas. El ensayo tiene una intención didáctica o formativa, es decir, el autor pretende enseñar algo. No hay que confundirlo con el tratado científico, que resulta una exposición mucho más sistemática y especializada.

La palabra en escena

Las obras teatrales están concebidas para ser representadas: sus personajes han sido pensados para ser encarnados en escena por unos actores que les prestan su voz y sus recursos expresivos. Uno de los componentes fundamentales son los diálogos que tienen lugar entre los personajes: permiten conocer su carácter y los hechos en los que participan, es decir, la acción dramática. Los diálogos teatrales pueden estar escritos en prosa o en verso. Además, el texto incluye acotaciones, notas con las que el autor sitúa la acción en un tiempo y un lugar, da indicaciones sobre los gestos y los movimientos de los personajes, el vestuario y los decorados. La parte literaria de las obras de teatro se denomina dramaturgia, mientras que los elementos relativos a la puesta en escena engloban la escenificación.

El tiempo en el teatro

Una diferencia fundamental entre el género dramático y la narración se encuentra en el tratamiento dado al tiempo de la acción. Mientras que en una novela se puede manipular la duración de los hechos con gran libertad –puede acelerarse o desacelerarse según la voluntad del autor o incluso hacer saltos hacia delante y hacia atrás en el tiempo– , en el teatro resulta prácticamente imposible, sencillamente porque la representación transcurre en un tiempo real y ante los ojos del espectador. Se dice que el tiempo en el teatro está concentrado.

La división en actos

Con el fin de ordenar y facilitar el paso del tiempo, las obras teatrales se dividen en actos. Cada acto sucede por lo general en un tiempo lineal, que se ofrece en su duración exacta ante el público. Cuando acaba uno y se inicia el siguiente suele transcurrir un lapso temporal, que no es representado y que se desprende de los diálogos o del cambio de escenario. El número de actos no ha sido siempre el mismo a lo largo de la historia. Durante el siglo XVII se consagró la división en tres actos: el primero se dedicaba al planteamiento; el segundo, al nudo o conflicto central; y el tercero, al desenlace.

Las tres unidades

Ya en el siglo IV a.C. Aristóteles en su Poética estableció las pautas que debía seguir toda obra teatral: es el modelo denominado de las tres unidades. Con ello pretendía evitar la dispersión del tiempo, el espacio y la acción. Así los hechos presentados en el drama sólo pueden desarrollarse a lo largo de un día (unidad de tiempo), en un mismo espacio (unidad de lugar) y no pueden disgregarse en episodios secundarios (unidad de acción). Con estas reglas se pretende crear la ilusión de realismo en el espectador de una obra de teatro y reforzar su verosimilitud.

Tragedia y comedia

Los dos principales géneros teatrales son la tragedia y la comedia. La tragedia concluye siempre con la muerte de uno o varios personajes. Ello se debe al papel destacado que desempeña el destino: los protagonistas no logran escapar a la fatalidad que les persigue. La comedia, en cambio, se cierra con un final feliz. Su objetivo es provocar la risa del espectador. Diferentes son también los tipos de personajes que aparecen en una y otra: los de la tragedia suelen ser reyes, nobles o héroes, mientras que en la comedia son gentes del pueblo.


Literatura china

La humanidad ha ido avanzando en la dirección del sol, es decir, de Oriente a Occidente. Por eso no es extraño que sean las literaturas orientales las más antiguas. Todas ellas poseen unas características comunes como la pervivencia de rasgos de carácter oral, su profunda impregnación religiosa, su tendencia al simbolismo o su desbordante fantasía. Entre las literaturas orientales, la china es la más antigua y la más rica, aunque buena parte de ella no se ha conservado, ya que las obras más antiguas se escribían normalmente en tablas de bambú y se deterioraron inexorablemente con el paso del tiempo. China tuvo dos escritores de excepcional valía: Confucio y Lao-Tse.

Confucio

Al igual que Sócrates en Grecia, Confucio (siglos VI-V a.C.) fue un reformador de las costumbres, un moralista que pretendió predicar con sus obras y con su ejemplo de hombre de acción. Se dedicó al estudio y la enseñanza de sus doctrinas, que fueron recogidas más tarde por sus discípulos en un libro, Lun Yü (Los diálogos). Éste es un ejemplo de sus doctrinas morales: "Quien desea para los demás lo mismo que desearía para sí, y no hace a sus semejantes lo que no quisiera que le hicieran a él, éste posee la rectitud de corazón y cumple la norma de conducta moral que la propia naturaleza racional impone al hombre".

Lao-Tse

Lao-Tse fue un sabio que gustó del retiro y la soledad y que predicó el amor, la humildad y el desinterés. Sus ideas religiosas y filosóficas las reunió en el Tao-te-king (cuya traducción es la de libro del Tao y del Te), una suerte de Biblia de la religión taoísta y que se ha convertido en la máxima expresión del pensamiento chino. Está redactado en un lenguaje oscuro, de difícil interpretación para los occidentales.

Literatura india

Entre las literaturas orientales, es la india la que más ha influido en Occidente, sobre todo a través de los árabes. La mayor parte de la literatura india antigua está escrita en sánscrito, lengua de origen indoeuropeo, emparentada con el latín y el griego, y se caracteriza por su profundo sentido religioso y por la abundancia de elementos ornamentales. Los monumentos más antiguos de esta literatura son los libros sagrados denominados Vedas. Compuestos a lo largo de varios siglos (ss. XX-VIII a.C.), recogen las primitivas creencias religiosas y filosóficas de la India, pero también contienen bellos relatos mitológicos, llenos de fantasía.

El Mahabharata y el Ramayana

Las dos grandes epopeyas indias comenzaron a componerse entre los siglos XII y X a.C., aunque sufrirían numerosas refundiciones hasta adquirir su forma definitiva en el siglo II d.C. Ambas relatan los mitos y leyendas de la India, en un estilo brillante, muy adornado. Gran compendio de la mitología india, el Mahabharata es un extenso poema de 200.000 versos, redactado a lo largo de ocho siglos (aunque la tradición lo atribuya a Vyasa).El Ramayana, atribuido al poeta Valmiki, narra, en 50.000 versos, las luchas del príncipe Rama por rescatar a su fiel esposa Sita del poder de los demonios.

Las fábulas: el Panchatantra

No es extraño que la fábula (narración edificante de animales que hablan y se comportan como personas) naciera en la India, ya que sus habitantes creían en la reencarnación después de la muerte. La colección de fábulas más antigua e importante es el Panchatantra (Los cinco libros), compuesto entre los siglos I-IV. Su influencia en la literatura universal, primero a través de traducciones persas y árabes, fue enorme: influyó a autores tan diversos e importantes como el griego Esopo, el italiano Boccaccio, el escritor español de la Edad Media don Juan Manuel, el inglés Geoffrey Chaucer (autor de Cuentos de Canterbury), el francés La Fontaine (famoso por sus fábulas)… De hecho, cuentos tan famosos y tradicionales como el de La lechera tienen su origen en el Panchatantra.

El teatro de Kalidasa

Kalidasa (siglo IV d.C.), que también cultivó la poesía, es el autor del drama más bello de la literatura india, Sakuntala. En realidad, la leyenda de la princesa que no es reconocida por su esposo, hasta que recobra el anillo que había perdido en un lago, se encontraba ya en el Mahabharata. Kalidasa, sin embargo, supo dotarla de un profundo aliento dramático y poético, describiendo magistralmente los sentimientos de los personajes.

Literatura hebrea

La Biblia (voz griega que quiere decir "los libros"), fundamento de las religiones judía y cristiana, es sin duda el libro que mayor influencia ha ejercido en la civilización occidental. Consta de dos partes: el Antiguo Testamento, escrito en hebreo entre los siglos XIII y I a.C., y el Nuevo Testamento, redactado en griego en el siglo I d.C. El Antiguo Testamento recoge la historia, creencias y tradiciones judías antes de la venida al mundo de Jesucristo. Pertenecen al Nuevo Testamento los libros escritos por los Apóstoles o alguno de sus discípulos antes de la muerte del último Apóstol, San Juan.

Historia y poesía en la Biblia

En la Biblia se encuentran diversidad de géneros literarios, sin embargo, son la historia y la poesía los más cultivados. Los más importantes libros históricos son los cinco atribuidos a Moisés, que los cristianos llaman Pentateuco y los judíos Thorá (Ley), porque recogen, además de la historia remota de Israel, los preceptos esenciales dictados por Jehová. Hay otros que cuentan interesantes historias particulares llenas de belleza y sensibilidad: Ruth, Ester, Judit, Tobías… Entre los libros poéticos destacan los Salmos, conjunto de himnos sagrados destinados al culto, la mayoría compuestos por el rey David.

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